"Imagination is the one weapon in the war against reality."

Jules De Gaultier



lunes, 30 de octubre de 2006

El Candidato Indiscreto: Episodio II

“¿Hace cuánto tiempo no nos vemos?” Esa pregunta no suena tan cordial cuando te la hace alguien a quien enviaste a prisión. El Serrucho—antiguo chantajista y actual dolor de cabeza mío—me ha seguido hasta el estacionamiento y mantiene una mano sospechosa dentro del bolsillo. Recuerdo que siempre portaba un puñal, pero también me acuerdo que nunca mató a nadie. ¿Qué probabilidades hay de que la cárcel lo haya cambiado?

“Gómez, sé lo que estás pensando, pero mi presencia aquí no tiene nada que ver contigo;” intento negociar. “¿Qué tal si me das un precio y hacemos como si nunca me viste?”

“Hmm, a ver…” El Serrucho hace un gesto pensativo burlón. “¿Cuánto crees que valen dieciocho meses en El Renacer, Sabrina?” Gómez da tres pasos más hacia mí. Mi .9 mm. está dentro de mi carro. No hay posibilidad de alcanzarla. A menos que él porte un arma de fuego, me siento confiada de que puedo doblegarlo. Pero no sin dejar de ser una discreta mesera. “¿Pensaste en mí en algún momento?” La verdad es que no. Es afortunado de que siquiera lo haya reconocido. Pero no es la ocasión para mencionarlo.

“¡Gómez!” Reconozco la voz antes de ver al recién llegado. El Serrucho retrocede y la mano derecha sale inocentemente del bolsillo. “¿Qué está pasando aquí?” Ante nosotros aparece Esteban Sucre, Director de la Policía Técnica Judicial. Acaba de descender de una Montero cuyo motor ahora inicia la marcha.

“Nada, chief;” asegura El Serrucho. “Echando cuentos, nada más.”

“Anda,” Sucre le señala el carro. “Vamos a dar una vuelta.”

“¡Yo no hice nada!” Gómez protesta y suena como un niño en primaria. Una mirada de Sucre basta para que se resigne y camine de mala gana hacia la Montero.

Sucre me dedica su atención. Por su expresión sé que mi mirada le resulta muy elocuente. “Sabrina.”

Chief,” le digo sarcásticamente. “No sabía que frecuentaba estos locales.”

“Y yo no te imagino de tortillera.”

“Todos somos una pequeña caja de Pandora,” replico. Sucre resopla como un toro anémico. Es obeso, cuenta con un cuello como un hidrante y tiende a sudar en exceso. Nos hemos topado antes. Ninguna de las veces ha sido grata. Y él se ha esmerado por ganarse todo mi desprecio.

“¿En qué andas, Sabrina?”

Miro mi reloj, y luego miro el letrero que dice Babylonia. “¿Le devuelvo la pregunta?”

“Tú carácter es un serio problema,” me advierte con el dedo índice antes de darme la espalda. Como si no hubiera oído eso antes.

Esteban Sucre viene de fábrica con un ego de la talla de su cintura, y dirigir la PTJ lo hace creerse Dios. Es una víbora como los demás. Me consta de primera mano. Sé que los agentes que detuvieron al Zancudo Zurdo en una celda, lo patearon toda la noche y luego lo soltaron sin levantarle cargos actuaban bajo sus órdenes. Y ha impartido muchas instrucciones similares. Tengo un feeling de que no apareció por coincidencia. Me pregunto si andaba tras El Serrucho, o si intervino para protegerlo. Después de todo, hablamos de un chantajista. Vinculado con Esteban se vuelve un sospechoso razonable. Pero ahora mismo tengo un dilema más inmediato.

No tengo nada concreto que reportar en la reunión de mañana con El Partido del Billete.

CONTINUARÁ...


Episodio Anterior: http://rfjplanet.blogspot.com/2006/10/el-candidato-indiscreto-episodio-i.html

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